Confesiones (Alexander)

Sentí a alguien llorar. Me acerqué prontamente a ésa persona, arrastrando mis pies en el lodo y probablemente en las hojas que caían de los árboles. Cabellera pelirroja... la que se sentía mal era Weasley. Ginny Weasley. Ella no me caía de lo peor, pero debía tener cuidado. No podía llegar a nada con ella y no podía ser su "mejor" amigo como lo era con Alma. Aún así decidí intentar consolarla:


-¿Qué tienes? -alzando su rostro para verla fijamente a los ojos.-

-Oh, otro Malfoy... -alcé la mirada gracias a que levantó mi rostro, con sus pálidas y frías manos, pero aún seguía con lágrimas en mis ojos,- dudo importarte, porque no le importo a nadie. ¿O sí? Tú dirás. Tienes un maldito hermano que es capaz de recordármelo todo el tiempo. ¿Por qué no eres cómo él? -dudé, mirándolo fijamente, y algo confundida:- ¿Por qué no me molestas?




Aquello comenzaba a extrañarme... y si soné descortés, no quería. Sólo quería descargar toda la ira que me corría por dentro.

-No es para que me trate alguien así, lo digo en serio. Ginny... -me costaba mucho llamarla así, pero era amiga de Alma. Pensando en ésto, me era sencillo ahora- a alguien habrás de importarle. Y si no es Potter, ¿qué más da? Hay cientos de personas que te quieren. -luego añadí- Otra cosa. Jamás seré como mi hermano.

-¿...Ginny? -lo miré incrédula. De repente noté que estaba demasiado cerca mío como para ser hermano de Draco Malfoy... - A Harry le entregaré mi corazón siempre, mi alma, mi vida entera. Es el único y lo será siempre. Al menos para mí. -comenté un:- Éso espero Alexander, éso espero. Que jamás seas como él.

-Jamás seré igual a él, Gin, te lo prometo, puedo jurártelo si quieres e incluso ponerme de rodillas... -la miré, y entonces me dí cuenta de algo... -


Un fugaz instante en el que la miré, en el que me fijé levemente en ella, en el brillo profundo que tenía su mirar y en la luz que irradiaba de sus preciosos ojos marrones. Su rostro pálido no tenía imperfecciones ni nada por el estilo. Lo que me molestó éso sí, fue que estuviera lleno de lágrimas. Me acerqué lentamente a Ginevra, porque sabía que aunque no quisiera estar conmigo, se sentiría lo suficientemente despechada como para corresponder el beso que le daría...

-Eres igual que él, Alex... -susurré, al sentirlo demasiado cerca de mí, y aún sabiendo que estaba a punto de besarme, no me alejé de él. Es más, al contrario, me acerqué, dispuesta a seguirle la corriente. Pero nada más pretendía y nada más pretenderé. Además, ésto sería un secreto entre los dos... ¿o no? - ...exacta..mente... igual.

Y yo también me sentía desgraciado en el interior, por Rosalie. Pero, Ginevra no iba a querer algo conmigo y yo tampoco con ella, no era seria la cuestión así que estábamos... bien. ¿O sí se trataba de amor? Ésta vez no me quedé con la duda. Rompí la distancia que me separaba de la pelirroja y finalmente la besé.




OFF= ¿A que no somos buenos en éste juego? jaja.

Algo nerviosa, algo confusa y más que nada triste. Alex no se dió cuenta, pero yo derramé una lágrima antes de corresponderlo. Me abracé lo más que pude a él, en un desesperado intento quizá de olvidar a mi moreno. No lo iba a lograr... pero decidí intentarlo al menos. Con pasión más que amor correspondíamos cada uno al otro los besos que nuestros amados no nos darían jamás. Me pregunté qué pasaría con Alexander y conmigo luego de éste beso fugaz...


Off: Totalmente jaja... tonto sos mucho...

Un abrazo para Ginny y mil besos, caricias, alguna que fue en forma directa hacia su cabello o a su rostro. Era bonita, ¿para qué negarlo? Pero no era una Weasley quién me robaría el corazón, no señor. Rosa... ella era todo para mí, a pesar de éste error que cometía. Reí con nervios (nunca me había sucedido) y al parecer, al cabo de un rato, Gin también rió con el mismo sentimiento que yo. Estábamos llenos de una complicidad que no logramos con nuestros imposibles a lo mejor.

¿Para qué negar? Un chico malo y una niña buena. Éso tenía parte de atractivo... igual que él. Escarlata y Plateado. Vaya. ¿A qué llegó nuestro mundo? ¿Es el fín de los tiempos o qué me sucede? Correspondí por un rato, hasta que logré apartarme de él. No podía hacer ésto, estaba cometiendo el peor error de mi vida...



-Alex... lo siento, yo... no debería... -me interrumpí, buscando aire para respirar-

¿Era éso una disculpa? Gin estaría muy arrepentida, pero aunque ésto fuera una terrible equivocación, yo no lo estaba, para nada. Me habría gustado que por un rato Ro fuera Ginny, o la pelirroja fuera mi Rosa... pero estaba bien así. Miré fijamente de nuevo a los ojos de quién, por éste día, sería MI pelirroja.



-Ginny. -acaricié una de sus mejillas pálidas- Yo te quiero, y mucho más de lo que me habría costado admitir. Pero, sé que ésto no es real, y que nada más es un intento desesperado de ambos por olvidar... -todavía la miraba- por olvidar lo que nos pasa, lo que alguna vez nos pasó con otras personas... no dudo que mañana, volveré a ser el hermano de Draco, y tú mi enemiga, mi imposible, como de costumbre... ¿no es así?



Temí que me respondiera con un "NO"...

-¿...me quieres? -susurré con sorpresa, y luego añadí:- Tienes toda la razón Alex, sólo es un intento por olvidar a quiénes amamos en realidad... la realidad es ésta -proseguí:- mañana, tú y yo seremos los de siempre, no recordaremos nada de ésto. Yo te quiero, como amigo... -aclaré.- no me pidas nada más.

No respondí, sólo dí otro beso corto a Gin. Estaba convencido de que no se apartaría. Luego, me puse rápido en pie, y le tendí mi mano en forma caballerosa para que se levantara del lodo y me acompañara al castillo.



-¿Amó mi corazón hasta hoy? Pues juro que jamás ví la belleza hasta ésta noche.




Cita textual de Romeo y Julieta. Novela que leía mi hermana Victorie, y confieso leí, pero en su momento, cuando fuí un ingenuo niño pequeño... 11 años al menos, o 10. No recuerdo con exactitud ése acontecimiento. No soy de leer tanto... creo.

-¿Romeo y Julieta? -sonreí y tomé la mano de Alex- Es una cita textual, y sin embargo perfecta. Siempre me agradó la escena del balcón... demasiado romántica para nosotros, ¿no te parece? Que siempre fuimos enemigos... y quién te dice a lo mejor: "mi único amor, nació de mi único odio".

-Puede ser posible. Ahora te dejaré ir, dulce Ginevra, mi tan estimada pelirroja, mi sueño de una noche de invierno -dije al mejor estilo de un verdadero poeta de calle, y la última frase, aposté a que era una ingeniosa broma estilo Alexander, por cambiar la estación del año y ya- Buenas noches, ¡buenas noches! La despedida es tan dulce pena, que diré buenas noches hasta que amanezca.

Sonreí y abracé a Alex:


-Gracias, mi amado Alex, por ser tan dulce conmigo, pero oh, ¿qué es ése ruido que se escucha a lo lejos? Oh, ¿ruido? Seré rápida en marcharme. -besé la comisura de los labios del platinado, y cuándo me alejaba corriendo, lo escuché decirme... -

-Ojos ver por última vez, brazos dar el último abrazo...


Ví a Ginny alejarse apresuradamente de mí. Me acerqué para abrazarla, y lo logré, pero luego volvió a irse bastante lejos. No la perseguí a pesar de que en éstos momentos de locura, la hubiera perseguido hasta el fín del mundo. Si sin ella no era nada, imaginen sin mi Rosa...

-La rosa, aunque con otro nombre... ¡sigue siendo la misma Rosa! -le recordé a Alex, antes de salir corriendo, apresurada al castillo. Una bufanda verde y plateada voló a mis manos y me la coloqué. Sonreí enternecida a Alex, él me la había obsequiado. Me marché corriendo con prisa. -

Ví a Ginny marchar, y a pesar de todo no podía quitarlas, ni a ella ni a Ro, de mi cabeza. ¿Qué iba a hacer? Ésto no me convenía, yo era mejor que mi hermano, no andaba del brazo de una y luego de la otra. Quería ser serio con alguna de ellas y confiarle mi amor... ojalá en verdad Ginevra sólo me hubiera fascinado, mentiría si dijera que sin ella todo sería igual. Lo mismo ocurrió con Rosalie. Me recosté en un árbol y quedé solo, mirando el cielo que ahora era de tormenta.


OFF= Alta actriz, So, sabelo

Off: Mejor nos vamos, querido que el rol terminó






-Fín de Tema-