Internandome en el bosque [Alexander]

En ésos momentos en los que nadie más te escuchaba; y te sentías en realidad solo, no había mejor lugar en el mundo dónde pensar que aquí; en el bosque. Estaba prohibido para los estudiantes. Aunque éso no me importaba lo más mínimo. No se supone que alguien como yo preste atención a una regla, así que no supliquen. Alcé la vista, y noté que no estaba realmente solo, alguien (del que JAMÁS supe en todos mis años de colegio,) aparte de mí estaba caminando por ésos lugares.

Alcé rápidamente la varita, para asegurarle al que me fastidiara, de que bien podría defenderme. Era una alumna la que me hablaba, y para ser honestos, no resultaba un fastidio. Así que me limité a responder:


-Alexander Malfoy. ¿Tú eres?... -devolví la pregunta-

-Pierde cuidado. -yo no le podía devolver la sonrisa, aunque me dieran ganas de hacerlo. Era Black, pero probablemente traidora... así que... ¿qué? En realidad no me preocupaba por ello como mi hermano pequeño, pero estábamos prácticamente en el mismo bote sin un remo. - ¿Qué hacías por éstos lugares, a éstas horas?

-Tampoco podía dormir. ¿Quiénes son tu familia? -no pude evitar hacerle ésa pregunta, no acostumbraba hablar con gente que no fuera de mi mismo estatus social o de sangre, salvando quizás a mi mejor amiga. - ¿De dónde vienes? -quizá, éso sonaba a una pregunta un poco más cortés. Sólo un poco. -

-Discúlpame. -me apresuré a decir inmediatamente, yo no era de ésa clase de personas- Toda mi familia me inculcó algunas malas costumbres, sólo tengo que adaptarme a ellos para ser aceptado en una familia y en una sociedad, que diario no te comprenden. En verdad, trato de ser mejor persona que ellos.

-Tienes razón, lo siento, simplemente me salió desde adentro. Entonces... ¿de qué parte del mundo vienes? -pregunté, con más amabilidad de la acostumbrada. - ¿Tienes familia cercana... lejana, o algo por el estilo?



Me llevaría un rato soltarme un poco más. Pero es que así formaron mi carácter.

-Bien, tengo tres hermanos menores, Draco, Mariela y Valerie. Mis padres me prestan y a la vez no, la debida atención. Creo que ésta aumentó al caer en la casa de Slytherin. -respiré un momento, y luego dije:- Les he enorgullecido. Creen que por pertenecer a ésa casa seré igual a ellos. No, Val es una buena persona y yo también lo soy. En éso nos diferenciamos de la familia... aunque a mí me tienen un destino cruel asegurado. -hice una pausa y proseguí:- No querrás saber cuál... todos los años de colegio los cursé en Hogwarts, estoy aquí desde primer año, aunque no tengo tantos conocidos, los que tengo se cuentan con una mano, por lo menos.

-Yo también lo espero. -le dediqué una media sonrisa a la chica, esperando que no se asustara, pues mis sonrisas no solían ser cálidas, todo lo contrario.- Volverme mortífago, simplemente éso. Tendría que pertenecer al lado oscuro, y es lo que no quiero. No puedes ayudarme con éso... puesto que si no lo hago, moriré. -comenté con sinceridad, mirándola.-

Sabía que de alguna manera había infundido temor en su ser, por mucho que intentase disimularlo. Pero parecía segura de sí, realmente algo a valorar en estos días. De pronto sentí el modo en que me tomó de la barbilla para que le viese. Sí, usualmente no permitía esa confianza viniendo de alguien que conocía hace nada... pero el águila que tenía al frente (di cuenta inmediatamente que lo era, vamos a ser sinceros) inspiraba confianza. Le miré fijo también.




-Eres todo lo contrario a mí, de eso no hay dudas. No hay señales de traición en ti. Te comportas leal conmigo... cuándo nadie más lo haría. -pausé. Seguí en un momento- Me alegra contar contigo aunque en verdad poco puedas hacer por salvarme.